miércoles, 8 de febrero de 2017

Crónicas de un Aspirante: Una Nueva Esperanza.

Larga fue la agonía entre las letras con propósito y el propósito de mis letras. Pasé una temporada prácticamente viendo los toros desde la barrera, y no porque quisiera evitarme la pesadez de experimentar lo que sigo creyendo, es mi destino. Más bien veía la acción de lejos porque aún no quería entrar en la tristeza de la carencia que representa el periodismo.

Detesto pensar que siendo periodista no tendré empleo, ni un sustento para mí o mi futura familia compuesta por una esposa amorosa, tres hijos celestiales y un perro que cuide de nosotros. Detesto pensar que siendo periodista estaré condenado a los "chayotes" o a las migajas de incompetentes de las altas y medianas esferas de la burocracia nacional. Odio pensar que por el mero hecho de ser periodista mi vida y mis letras girarán en torno a escándalos políticos, corrupción, vínculos entre el estado y el narco y miseria socio política. Es, a decir verdad, lo que más odio del incorrecto concepto que las personas tienen sobre la maravilla que en realidad representa el periodismo.

Puede que no sea uno de esos apasionados de la denuncia ciudadana que hacen hasta lo imposible por sacar a relucir la basura política de mi nación, y no porque vea la herida abierta y piense que el viento o un beso de mamá van a hacer que ésta cicatrice; más bien porque creo que mi pasión no está al servicio de quienes buscan únicamente primeras planas. Mi pasión es alimentada por la gente ordinaria. La que puede ser -y de hecho es- igual a ti o a mi. La gente que sale a la calle, camina, come, respira, bebe, camina más, trabaja, siente, maldice al jefe, come de nuevo, alimenta su cuerpo y sus ambiciones, bebe otra vez, llora, ríe y termina la rutina con la inagotable esperanza de que el día de mañana y el siguiente serán mejores.

Mi nueva esperanza ya no radica en convertirme en el más brillante de mi generación. Mi esperanza radica en darle palabras y voz a las historias que han sido mudas y se han pasado sus largos y radiantes momentos en el fondo de un pozo que está lleno de balas, escándalos, corrupción y absurdos. Mi nueva esperanza es esa gente, la de carne, hueso y narraciones que deban y merezcan salir a la luz gracias a mi pluma.

Al iniciar mi aventura periodística pensaba en viajes anuales al Super Bowl y entrevistas con los más valiosos atletas de mi entorno preferido. Ahora también lo pienso, pero ya no es una necesidad, sino un plan alterno, y no, no porque me rinda antes de tiempo, es mi plan alterno porque este aspirante quiere contar historias y quiere que esas historias le hagan sentir vivo, realizado y orgulloso de su trabajo con la gente ordinaria que muy paradójicamente, resulta ser la más increíble que pueda pisar las calles.
Hoy, mi mayor ambición, es mostrar al mundo que se puede hacer de lo cotidiano, algo extraordinario. 

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