domingo, 19 de febrero de 2017

Una Diminuta Noción de la Libertad.

De antemano saben -y si no lo sabrán ahora- que la idea de este blog es compartir mis vastos conocimientos y las experiencias vividas (léase con cierto sarcasmo) dentro de los hechos más cotidianos que cualquier humano pueda pensar, desde un domingo de NFL hasta conversaciones poco usuales con gente muy usual. El punto es, expresar una opinión respecto a la forma en que veo muchas situaciones a través de mis astigmáticos ojos.

En días recientes reanudamos transmisiones en Bulbo Radio Experimental, ese bello proyecto de telecomunicaciones que muy orgullosamente represento y coordino desde mi trinchera como universitario de excelencia (un poco más de sarcasmo). Ese espacio que un puñado de personas siempre está criticando y menospreciando, sin conocer realmente la titánica labor de quienes trabajan de nueve de la mañana a siete de la tarde/noche, con tal de que sus ideas sigan fluyendo a través de nuestros links.
Fue también en días recientes que con el reinicio de transmisiones, volvieron a la cabina las autoridades del instituto en el cuál he pasado los últimos tres años y medio de mi vida. Regresaron a los micrófonos para dar su mensaje a la comunidad universitaria, a las producciones de nuestra barra programática y a la audiencia en general.

Hicieron algo que en realidad, se ha hecho desde tiempos ancestrales, pues una de las máximas de Bulbo Radio Experimental es dar voz e impulsar la participación de todos los sectores, grupos e ideas que convergen en este espacio llamado ICSHu. Mi compromiso como “coordinador general” siempre ha sido ese; que quienes soliciten un espacio en nuestra cabina, puedan ser escuchados eficientemente y, ante todo, que se respete la libertad de expresión que todos debiéramos gozar sin temores a represalias. Considero que mi objetivo se ha cumplido, pues el último año, hemos presenciado una pluralidad de ideas mucho más amplias en relación a años previos. Ojo, no me estoy jactando del trabajo que hemos desempeñado como equipo, por el contrario estoy exhibiendo que sí es posible que se compartan los espacios por todo tipo de personas y más específicamente, todo tipo de ideas.


Sin embargo, nunca faltan los “medios” que consideran que los actos oficialistas siempre atentan contra “la resistencia” y el periodismo objetivo y veraz que es la gran esperanza de una sociedad cegada por la oscura luz de la burocracia y las autoridades (aquí también se aplica el sarcasmo). Sí, esta entrada va dedicada muy escuetamente a esos compañeros periodistas en formación que ven represión en cada acto que atente contra su peculiar construcción de la libertad. Los medios no siempre se encuentran en el medio, a veces -o casi siempre- los medios se encuentran en los polos radicales o los oficiales y de extrema fijación con el poder en turno. Sí, mi entrada está escuetamente dedicada a esos medios que están en los polos. Y si la dedico así, de forma pálida y apenas perceptible, es porque así lucen esos “medios”; escuetos. Esa clase de ideas se convierten de a poco en aquello que suelen atacar, se convierten en un espacio de mera crítica destructiva que no respeta la esencia del periodismo, que va ligada con la exposición de todos los ángulos en un determinado acto. Mi compromiso seguirá siendo el mismo: permitir apertura a todas las personas que la requieran, sin importar si vienen con pretenciosas camisas y corbatas o si son Ok. Ra. La pluralidad de ideas, pensamientos y sensaciones siempre estará -por lo menos para mí- por encima de la izquierda o la derecha, porque esa es la verdadera democracia que construye sociedades gloriosas. 

miércoles, 8 de febrero de 2017

Crónicas de un Aspirante: Una Nueva Esperanza.

Larga fue la agonía entre las letras con propósito y el propósito de mis letras. Pasé una temporada prácticamente viendo los toros desde la barrera, y no porque quisiera evitarme la pesadez de experimentar lo que sigo creyendo, es mi destino. Más bien veía la acción de lejos porque aún no quería entrar en la tristeza de la carencia que representa el periodismo.

Detesto pensar que siendo periodista no tendré empleo, ni un sustento para mí o mi futura familia compuesta por una esposa amorosa, tres hijos celestiales y un perro que cuide de nosotros. Detesto pensar que siendo periodista estaré condenado a los "chayotes" o a las migajas de incompetentes de las altas y medianas esferas de la burocracia nacional. Odio pensar que por el mero hecho de ser periodista mi vida y mis letras girarán en torno a escándalos políticos, corrupción, vínculos entre el estado y el narco y miseria socio política. Es, a decir verdad, lo que más odio del incorrecto concepto que las personas tienen sobre la maravilla que en realidad representa el periodismo.

Puede que no sea uno de esos apasionados de la denuncia ciudadana que hacen hasta lo imposible por sacar a relucir la basura política de mi nación, y no porque vea la herida abierta y piense que el viento o un beso de mamá van a hacer que ésta cicatrice; más bien porque creo que mi pasión no está al servicio de quienes buscan únicamente primeras planas. Mi pasión es alimentada por la gente ordinaria. La que puede ser -y de hecho es- igual a ti o a mi. La gente que sale a la calle, camina, come, respira, bebe, camina más, trabaja, siente, maldice al jefe, come de nuevo, alimenta su cuerpo y sus ambiciones, bebe otra vez, llora, ríe y termina la rutina con la inagotable esperanza de que el día de mañana y el siguiente serán mejores.

Mi nueva esperanza ya no radica en convertirme en el más brillante de mi generación. Mi esperanza radica en darle palabras y voz a las historias que han sido mudas y se han pasado sus largos y radiantes momentos en el fondo de un pozo que está lleno de balas, escándalos, corrupción y absurdos. Mi nueva esperanza es esa gente, la de carne, hueso y narraciones que deban y merezcan salir a la luz gracias a mi pluma.

Al iniciar mi aventura periodística pensaba en viajes anuales al Super Bowl y entrevistas con los más valiosos atletas de mi entorno preferido. Ahora también lo pienso, pero ya no es una necesidad, sino un plan alterno, y no, no porque me rinda antes de tiempo, es mi plan alterno porque este aspirante quiere contar historias y quiere que esas historias le hagan sentir vivo, realizado y orgulloso de su trabajo con la gente ordinaria que muy paradójicamente, resulta ser la más increíble que pueda pisar las calles.
Hoy, mi mayor ambición, es mostrar al mundo que se puede hacer de lo cotidiano, algo extraordinario. 

Un error en la matrix. Vol. I

 ¿El día? Puede ser cualquiera, digamos que en esta ocasión el calendario marcaba un martes. La tarde era tibia, sin muchos reflectores más ...