sábado, 18 de agosto de 2018

Ficción siendo realidad.

"Tu voz suena en las paredes, tus ojos se parecen a los míos..."

La mirada se abre y algo va mal. Sientes que las costillas se rompen y entonces recuerdas que la noche antes estabas soñando con la vida que tienes y de la nada, ya has despertado y está la muerte frente a ti, en ti. Te sientas en una escalinata, te encojes y lloras y pides que vuelva quien se fue, y no entiendes cómo es que funciona el mundo; cómo son los designios divinos que con toda crueldad te hacen pasar por un trago nefasto.

Recuerdas unas manos ásperas y con signos de vejez en ellas, recuerdas unos cabellos claros y una mirada de fatiga pero con el amor estallando en las pupilas. Y te aferras a que el soñador que ha despertado a la nueva vida, te abrace y te haga sentir en calma cuando tú por dentro ya estás roto hasta las arterias. Quieres que esté de nuevo, que se quede un rato más; que te lleve si es posible.

Te aislas un rato y pasas los días y las noches extrañando a morir. Regresas a donde eras feliz y notas que tu felicidad no está más, pero que dejó su semilla en ti, en tu nombre y apodo, en tu comida y en un llano, en un árbol y en fotos. Sigues roto pero alguien desde algún lugar, toma hilo y aguja y te cose; te remienda con dulzura, con paciencia y resignación. 

Sales al jardín y fumas. Miras al cielo y está ahí, entre nubes o estrellas; es una nube o la galaxia entera. Es una flor que sobrevivió al cambio de estación y es el camino que caminas a diario. Escuchas canciones que son sedantes de tu dolor pero, irónicamente, te duele su sonido; te duele no tener de nuevo su voz, no sentir su dulzura en los oídos.

Alguien te sujeta para que sientas una mano cálida aunque sea a la distancia. Y te gusta ser sujetado y sujetar. Te distrae un poco saber que hasta el universo muere luego de soñar, de estar vivo. Te da relativa calma recordar el suspiro que es la vida humana, amando y llorando, gozando y penando, riendo y creciendo. En ese suspiro escribes historias y coleccionas memorias. Eres lienzo y la mano del artista, visitas el mar y sus aguas te aman. Esa es la vida humana.

Tu ángel guardián ya no te espera en la cama, ni te invita a sentarte en su regazo mientras te cuenta maravillosas historias. Tu ángel guardián se hizo brisa y está por todos lados, en cada imagen que captura y procesa tu pensamiento. Y así te despides del sueño llamado vida, del sueño de alguien más porque el tuyo continúa. Porque eres belleza y gloria, eres la bendición de alguien y la alegría de otras vidas; eres arte convertido en un cuerpo de tez clara y de amorosos ojos.






Un error en la matrix. Vol. I

 ¿El día? Puede ser cualquiera, digamos que en esta ocasión el calendario marcaba un martes. La tarde era tibia, sin muchos reflectores más ...